Llevar a cabo un proyecto que desarrolle algún ámbito de tu negocio es una ardua tarea en la que siempre hay que aplicar conocimiento, habilidades y herramientas para alcanzar en tiempo y calidad los objetivos propuestos
Estemos hablando de digitalizar tus procesos, de un cambio en tu estructura comercial o una nueva segmentación de productos y clientes, la hora de poner en marcha un proyecto se convierte siempre en un momento de estrés y desesperación: actividades que se retrasan , personal no siempre eficiente, sistemas que no funcionan.
Os dejamos aquí 3 ámbitos en los que trabajar para reducir riesgos:
Organización:
Asigna un responsable y equipo competente, elabora un cronograma realista y define un presupuesto base y de emergencia. Si no puedes asumir sobrecostes, no te embarques en la aventura.
Comunicación:
Un punto clave es la comunicación fluida y continua en toda la organización. Todos deben remar en la misma dirección y será complicado si nadie les informa de los cambios en la compañía.
Anticipación:
Identifica posible riesgos. Ya sea un pequeño cambio en tu organización o una innovación que afecte de lleno al negocio, siempre pueden aparecer complicaciones en el camino. Toma un tiempo para analizar los riesgos más probables y desarrolla un plan de contingencia para reducirlos
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